viernes, 22 de octubre de 2010

De cómo el director general y el gendarme mayor cambiaron mi vida

Se tiene por verdad absoluta, que aquellas personas que leemos cómics somos seres anacoretas, alejados del mundo real, que viven en sus mundos imaginarios, alejados del contacto humano. Y, según en qué casos, algo de razón llevaban. Pero en medio de la amalgamia de personajes, universos e historietas que plagaban el mundo, llegaron dos dioses encarnados en tinta y papel, que demostraton que la vida merece la pena, y que el ser humano es capaz de lo imposible, de que incluso aunque te caigas de bruces, la misma caída ya es un avance, de que aunque seas derrotado siete veces, te recuperes ocho, etc.

Bajo sus aparentemente cotidianos quehaceres, hay dos HÉROES que dan sentido a tu vida una vez los conoces. Uno de ellos es El director General de la T.I.A.



NO, no confundir con genéricos como este de Casanyes

Si bien la TIA, tiene mil sucursales, y mil directores generales de distinta apariencia, yo me estoy refiriendo a EL director general, el hombre del bigote blanco, las gafas perpetuas y el abrigo cambiante (normalmente naranja o marrón), cuya mirada impenetrable infunde respeto, y que debería ser ejemplo a seguir. Es un hombre tan grande que hasta el iracundo Súper se arrodilla ante él, y que si quisiera podría detener él solito a todo criminal que ose atentar contra la seguridad nacional (entre ellos, los propios Mortadelo y Filemón).

Pero es un hombre magnánimo y en su infinita misericordia nos perdona a todos y nos acompaña en nuestras desgracias, como cuando la TIA andaba baja de fondos.



El no tendría por qué estar ahí, pero es lo suficientemente magnánimo

Pero eso sí, no le toquéis el nas...



¡Mal hombreeeeeee!

Y cómo no, también tenemos al Gendarme Mayor, jefe de Don Ángel, y el único con un poco de sentido común en ese barrio de locos. En un mundo donde el prejuicio y las apariencias son prueba mas que suficiente para acusar de todo a cualquiera (mayormente a Zipi y Zape), el GENDARME MAYOR (así, con mayúsculas) trae la cordura, el sentido común y la rectitud necesarias para que ese barrio de zumbados funcione, incluyendo al prejuicioso Don Ángel, el paterfamilias Don Pantuflo y demás seres abominables.


Porque aún queda gente con los huevos bien puestos

Puede que todos estéis pensando que son personajes menores en sus series: error, es que ellos, siendo conscientes de su magnitud, auto-limitan sus apariciones para no eclipsar al resto. El Director General y el Gendarme Mayor son como la Biblia, inspirados por dios pero plasmados por el hombre (Ibáñez y Escobar en este caso).

Lo mejor es que en su humildad, que tampoco conoce límites, asumen no ser perfectos y se enfadan como todo hijo de vecino. No niegan sus defectos.

Estos dos personajes son lo mas grande que le ha pasado al cómic español (junto al inspector Hólmez). Han conseguido que vea la vida de otra manera, me enseñaron que las dificultades se superan, y en resumen, convirtieron al colgado triste y solitario que yo era, en un colgado feliz y solitario.

Amén hermanos.

PD: Chespiro, te dije que lo haría.

2 comentarios:

  1. Y lo hiciste.
    El director General, El Gendarme mayor, el Inspector Hólmez...Se ve que te has puesto definitivamente del lado de la Ley y el Orden, amigo Easmo.

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  2. Y lo cumplió, un hombre de palabra...y dentro de la ley. Dos personajes muy divertidos pese a sus escasas apariciones, mucha calidad en poco tiempo, los J.April de Escobar e Ibáñez. De Hólmez, está todo dicho.

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